Tendenciosos y
filántropos de lo it, perpetradores de la extravagancia y adictos al street
style y las copias low cost. Nueva semana, nuevo post. Nuevo post que escribo
con tintes de reinvención, o al menos de regeneración. Regeneración, que tan necesaria
es estos tiempos convulsos. Y regenerarse a veces no es más que volverse a
ilusionar, volver a creer o volver a inventar (…) porque en la vida, como en la
moda, nada acaba del todo. Cada cosa se detiene para volver a empezar, o al
menos así quiero creerlo.
El post de hoy
tiene mucho que ver con reinventar, con reinventar y volver, en este caso con (de)volver
a la primera línea de creación y tendencias a una prenda tan denostada como aplaudida:
la chaqueta torera.
Dicen que en
tiempos de desaire económico las faldas se acortan y a la inversa, pero a
sabiendas de las faldas oversize plisada fue el must del verano de 2012 en
plena explosión de crisis económica, deberíamos tener a bien reconsiderar esta
afirmación. Aunque lo cierto es que en la primavera de 2013, la moda ha
dedicido “darnos un corte” y parafraseando aquello de “cortito por delante”
reduce las chaquetas a la mínima expresión, elevando a la torera a must have de
la temporada.
La versión más
cool de esta prenda viene abanderado por las mini bombers, capelinas y mini
trenchs de las coloridas creaciones de Christopher Bailey para Burberry Prorsum.
Aunque la cosa no queda aquí: Chanel se erige como otro de los baluartes de
esta tendencia, y lo hace avalada por una
legión de firmas como Balmain, Just Cavalli, Donna Karan, Fendi, Ralph Lauren y su (provinciana)
colección inspirada en España, Céline o Giorgio Armani.
De esta forma,
es tiempo de acortar y reinventar. De regenerar (nos) y volver. Aunque una vuelta
con tintes de evolución (…) Y esto es algo que mejor no saltarse ‘a la torera’.
Feliz Semana.