Amantes de la
extravagancia, coleccionistas de must haves, jueces de lo it y lo trendy,
mecenas de la elegancia y filántropos de la moda. Nueva semana nuevo post. El
ritmo de un blog casi es tan veloz como el de la propia moda. Hoy hablamos de
John Galliano, y mañana lo olvidamos, enterramos su legado, omitimos su
recuerdo (…) ¿El por qué? Sencillamente porque toca hablar de un tipo llamado
Lazaro Hernandez y otro llamado Jack Mccollough (Proenza Schouler) o de un tal
Cristopher Kane que parece que asume las riendas creativas de Balenciaga. Pero
un momento, ¿Balenciaga no es pasado? Es pasado, es presente y es futuro. Como
lo será Galliano. Como lo son tantos otros. Como lo son las tendencias, las
colecciones, las ideas, y la misma vida. Porque en esta última, todo pasa, todo
vuelve, aunque a veces nos empeñemos en perpetuar nuestro campamento en una
etapa, en una vivencia, en un momento.
Un momento es el
que dio lugar a este post, una idea, una coincidencia, ni si quiera una
tendencia. Joyas. De ellas se ha dicho mucho: codiciadas, admiradas,
coleccionadas. Símbolo de refinamiento, poder, lujo, amor, estatus: Cartier,
Van Cleff & Arpels, Tiffany, Harry Winston, Óscar de la Renta, Versace… No,
no me he confundido. Y tampoco, estas dos últimas firmas tampoco se han lanzado
a la alta joyería ¿O sí?
Una ilusión, una
imagen, un espejismo, eso es el trampantojo. La técnica que contemporáneamente
ha encumbrado la siempre sorprendente Mary Katrantzou, sirve de leitmotiv para
las creaciones de Donatella Versace y Óscar de la Renta, ambos creadores, tan
dispares y a la vez tan aclamados, encuentran una sinergia en sus estampados
Fall 2012/13: joyas vintage en tamaño maxi para de la Renta y cruces a modo de reliquias
para la casa de la medusa.
Una ilusión
óptica que llega a convertirse en aplicaciones-joya reales en el caso de la
propuesta de de la Renta, mientras que conforma el hilo conductor de la
colección de Versace. Pero en definitiva una ilusión. Y son precisamente las
ilusiones las que nos hacen querer seguir la andadura, levantar el campamento y
no permanecer en ese momento, en esa etapa, en ese recuerdo que suma carga a la
mochila (para los más esnobistas el 2.55 Jumbo) que es nuestra vida. Feliz
Semana.
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